La OMS presentó este mismo año dos informes que alertaban del alto contenido de azúcar en los alimentos publicitados para niños menores de 3 años. Según el mismo organismo, unos niveles altos de glucosa en la dieta de los menores afectarían a sus dientes de leche y podrían provocar una preferencia por alimentos dulces y con ello, originar el desarrollo de enfermedades relacionadas con la obesidad en la edad adulta.
En un primer informe “Comida comercializada para bebés y niños” se analizaron productos alimenticios comercializados para niños en cuatro ciudades europeas y se vio que más del 30% de las calorías de los mismos provenían de los azucares.
En el segundo informe “Acabar con la publicidad comercial inapropiada sobre alimentos complementarios para bebés y niños entre seis y 36 meses en Europa” promovía soluciones para ayudar a los Estados a acabar con la publicidad no apropiada. Por ejemplo, aboga para que las bebidas y zumos de frutas, las golosinas y los tentempiés dulces no sean publicitadas como apropiados para bebés y niños. También propone prohibir los azúcares añadidos.
Recomendaciones de la OMS
- Tener una ingesta reducida de azúcares libres a lo largo de la vida.
- Reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta total de energía tanto en adultos como en niños.
- Llegar a reducir la ingesta de azúcares libres por debajo del 5 % de la ingesta total de energía.
Guerra al azúcar
Son muchas las cuestiones que sostienen una guerra al azúcar. Deberíamos tener 3 cosas en cuenta:
La primera y la más obvia, el azúcar es malo para la salud. Está más que comprobado que aumenta el riesgo de enfermedades prevenibles como la obesidad.
La segunda, que los gobiernos estén tomando medidas no supone que necesariamente se reduzca el consumo de azúcar. La industria azucarera y de los alimentos procesados es muy potente y como es normal, tiene sus propios intereses.
La tercera, al final, los impuestos y demás, aunque reduzcan el consumo, hacen recaer toda la responsabilidad en el consumidor. El consumidor elige lo que compra. Pero, ¿de verdad es tan fácil como echarle la culpa a las familias en vez de a la industria que se preocupa 0 por nuestra salud? ¿No sería más fácil obligar a la industria a vender productos que no sean nocivos para la salud? O al menos, que la población tenga claro lo que está comiendo y bebiendo. Que cuando coja un producto y lo meta en el carrito de la compra tenga un cartel bien grande, en neón si hace falta, que no le deje lugar a dudas que ese alimento que acaba de coger contiene mucho azúcar.
No es cuestión de culpa, es cuestión de responsabilidad. Y en este sentido, las instituciones deberían luchar por lo más importante, que es la salud de todos y cada uno de nosotros. Mientras tanto, no hace falta recalcar que la prevención y el estilo de vida personal son clave. Tomemos carta por nuestra salud.
Estudios científicos
Diet, Nutrition, Physical Activity and Cancer: a Global Perspective. The Third Expert Report: https://www.wcrf.org/dietandcancer
OMS: Reducir el consumo de bebidas azucaradas para reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad infantil https://www.who.int/elena/titles/ssbs_childhood_obesity/es/
La OMS pide prohibir el exceso de azúcar en los alimentos para bebés https://elpais.com/sociedad/2019/07/15/actualidad/1563202005_598384.html?rel=str_articulo#1570606761183
Christina A. Roberto, Diandra Wong, Aviva Musicus, David Hammond. The Influence of Sugar-Sweetened Beverage Health Warning Labels on Parents’ Choices. Pediatrics. February 2016, VOLUME 137 / ISSUE 2 https://pediatrics.aappublications.org/content/137/2/e20153185
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